Escudriñad las Escrituras: “Señor, enséñanos a orar”, Luc. 11:1

I. Definición de “orar”.

     A. proseuchomai es el término que se utiliza con más frecuencia, especialmente en los Sinópticos (Mat., Mar., Luc.) y en Hechos, traducido orar o pedir (Rom. 8:26, “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”; 1 Cor. 14:13, “Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla”; Fil. 1:9, “Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento”.

    B. deesis es otra palabra que se traduce “oración”. Significa una petición, un ruego, una súplica (Luc. 1:13, “Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan”; 2:37, “y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones”; 5:33, “los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones”; Rom. 10:1, “Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación”; 2 Cor. 1:11, “cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración, para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro”, etc.)

    C. aiteo, pedir, Mat. 7:7-10; Efes. 3:20, “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros”; Col. 1:9, “desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad”; Sant. (4 veces); 1 Jn. (5 veces).

    D. A través de la Biblia el orar indica petición; es decir, los que oraban a Dios pedían algo: Neh. 1:11 “Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo”; Mt. 24:20, “orad que vuestra huida no sea en invierno”; 26:41; “orad para que no entréis en tentación”; Rom. 10:1, “mi oración a Dios es para salvación”; Rom. 15:30, “me ayudéis orando por mí a Dios, para que sea librado”; 1 Tim 2:1, “rogativas, oraciones, peticiones, acciones de gracias por todos los hombres”.

II. Jesús nos ha dejado el ejemplo de orar.

    A. Mat. 14:23 “subió al monte a orar aparte” (Mar. 1:35 “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba”; 6:46, “Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar”; Luc. 5:16, “Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba”; Luc. 6:12, “fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios”; Luc. 9:18, “Aconteció que mientras Jesús oraba aparte, estaban con él los discípulos”.

    B. Luc. 3:21, “Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió”

    C. Luc. 9: 28, “Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar. 29 Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente”.

    D. Luc. 22:31, oró por Pedro, “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; 32 pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”.

    E. Mat. 26:36 “Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro”. Pidió tres veces, “si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú”; Luc. 22:44, “Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra”; Luc. 23:34, en la cruz pidió “Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.

    F. Jn. 17, la verdadera “oración del Señor”; ora por sus apóstoles y discípulos.

III. ¿Cómo orar?

     A. Orar al Padre (Mat. 6:9; Luc. 11:2) en el nombre de Jesucristo, nuestro único Mediador (Jn. 14:13, “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 14 Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré”; 1 Tim. 2:5, “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, 6 el cual se dio a sí mismo en rescate por todos”; 1 Jn. 2:1, “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”; Heb. 4:15, “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”; 7:25, “por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos”. Los que creen que deben orar directamente a Jesús no tienen mediador.

    B. Alabar a Dios (“Santificado sea tu nombre”, Mat. 6:9; Luc. 11:2). Estudiar los Salmos (están llenos de expresiones de alabanza para Dios); también Apoc. 4. Debemos orar a Dios con toda reverencia. Recordemos que “Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra” (Ecles. 5:2).

    C. Hacer peticiones (Mat. 6:10-13; Luc. 11:2-4): “Venga tu reino” (no pedir esto después de Pentecostés cuando el reino vino); “Hágase tu voluntad”; “el pan nuestro de cada día” (no pedir maná del cielo, 2 Tes. 3:10); “perdónanos nuestros pecados” (esto implica que obedecemos al evangelio y luego como hijos de Dios al tropezar que confesamos los pecados, 1 Jn.1:9), “porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben” (también implica que ya hemos buscado la reconciliación con el hermano ofendido, Mat. 5:23,24); “no nos metas en tentación, mas líbranos del mal” (Mat. 26:41, “velad y orad, para que no entréis en tentación”, no sólo orar, porque el orar no substituye el velar, el obedecer, o el trabajar; pedir sabiduría (Sant. 1:5); 1 Ped. 5:7 “echando vuestra ansiedad en él, porque él tiene cuidado de vosotros”.

    D. Dar gracias. Mat. 14:19, “Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud”; 15:36, “Y tomando los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y dio a sus discípulos, y los discípulos a la multitud” — Jesús bendijo (dio gracias por) el pan que multiplicó; Mat. 26:26, 27, bendijo (dio gracias por) el pan y la copa; Jn. 11:41, “Padre, gracias te doy por haberme oído”; Muchísimas veces en sus cartas Pablo da gracias a Dios.

    E. Orar por otros. 1 Tim. 2:1, 2, “que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres, por los reyes ..”; aun por los enemigos (Mat. 5:44, “orad por los que os ultrajan y os persiguen”); por los pecadores (Rom. 10:1; Gén. 18; Ex. 32); por los enfermos (Sant. 5:13, ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas”); los unos por los otros (Pablo tenía una lista de hermanos muy larga por los cuales oraba sin cesar); Efes. 6:18, “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; 19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio”; Fil. 1:9, 10, “Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, 10 para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo”; 1 Tes. 5:23, 25; 2 Tes. 1:11.

IV. Requisitos de la oración aceptable.

    A. Es necesario ser hijos de Dios para poder decir “Padre nuestro”.

    B. Ser justos. 1 Tim. 2:8, “Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda”; 1 Ped. 3:12 (Sal. 34:15), “Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones”; Sant. 5:16, “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”; Prov. 28:9, “El que aparta su oído para no oir la ley, Su oración también es abominable”.

    C. Guardar los mandamientos de Dios, hacer su voluntad. 1 Jn. 3:22, “y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él”.

    D. Pedir con fe, Sant. 1:6, 7, “Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 7 No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor”

    E. Pedir con toda sinceridad, Rom. 10:1 “el anhelo de mi corazón y mi oración”

    F. Pedir con persistencia. Luc.11:5-8, el amigo que pidió pan a medianoche pidió con importunidad; Mat. 15:28, también la mujer cananea; ésta agradó a Jesús porque pidió por su hija pidió con toda sinceridad, humildad, persistencia y mucha fe.

    G. Pedir conforme a la voluntad de Dios, 1 Jn. 5:14, “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye”; a veces no nos concede lo que pedimos, sino que nos dice “te basta mi gracia” para soportar la prueba (2 Cor. 12:8)

    H. Perdonar para ser perdonado, Mar. 11:25, 26, “Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. 26 Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas”. (También buscar reconciliación con el hermano ofendido, Mat. 5:23, 24).

    I. Pedir con propósito sano, no con egoísmo. Sant. 4:3, “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”.

    J. Pedir con humildad. Luc. 18:9-14; pero confiadamente, Heb. 4:16. Sal. 55:17, “oirá mi voz”.

Conclusión.

    A. El orar es una de las más grandes bendiciones espirituales que tenemos en Cristo, Efes. 1:3; recuérdese Hech. 17:27, que Dios “no está lejos de cada uno de nosotros”.

    B. El orar es hablar con Dios. El nos habla a través de su palabra y hablamos con El por medio de la oración.

    C. 1 Tes. 5:17, “orad sin cesar”, no solamente cuando hay emergencia; Luc. 18:1, “También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmaya”.

    D. Todos los grandes personajes de la Biblia oraban sin cesar a Dios.


 

Orar: Intercesión
“Que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres” 1 Tim. 2:1
Introducción.

    A. Heb. 7:25, “por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos”.

    B. “Y El quiere que nosotros hagamos rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracis por todos los hombres”.

    C. Uno podría pensar, “Pero El ya lo sabe todo, sabe lo que quiere hacer y yo soy muy insignificante ¼ entonces, ¿por qué sería importante que yo intercediera por otros?”

    D. Si lo entendemos o no, es mandamiento específico y claro que debemos obedecer.

I. Ejemplos del Antiguo Testamento de la importancia de la intercesión.

    • 1. Exodo 32:7-14. Sal. 106:23, “De no haberse interpuesto Moisés su escogido delante de él, A fin de apartar su indignación para que no los destruyese”.
      2. Números 14:11-24.
  • A. Abraham, Gen. 18:23-33. Ver. 32, Después de mucho interceder por Sodoma, Abraham dice, “No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez”. ¿Se enojó el Señor? No, por el contrario, le agradó que hubiera intercesor. Sant. 5:16, “La oración eficaz del justo puede mucho”.

    B.  Moisés.
    C. Samuel, 1 Sam. 7:5-10.

    D. Jeremías también rogó por el pueblo, 14:19-22. Jer. 15:1 es la respuesta e indica que Moisés y Samuel habían tenido mucha influencia con Dios.

    E. Job 42:8, 9, Dios mismo ordenó que “mi siervo Job orará por vosotros”

II. Cristianos deben interceder por otros.

    • 1. Porque el evangelio es universal.
      2. Porque Dios ama a todos los hombres. Tiene una actitud bondadosa y benévola hacia todos, aun hacia los peores y más perversos. El desea su amistad.
      3. Porque Dios quiere que todos se salven: “el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Tim. 2:4). Este es un mensaje sumamente importante. Véase también 2 Ped. 3:9. El hijo pródigo sabía que podía regresar a su casa. Sin embargo, aunque Dios quiere que todos sean salvos, su único poder para salvar es el evangelio (Rom. 1:16) y sólo puede salvar a los que “vengan al   conocimiento de la verdad”.
  • A. Sant. 5:16, “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados”. Si alguien duda de la eficacia de la oración, recuérdese que Santiago dice en este mismo versículo que “La oración (súplica) eficaz del justo puede (lograr) mucho”.

    B. Pablo dedicaba mucho tiempo orando por otros. De lo que leemos en sus cartas vemos que él tenía una lista muy larga de hermanos por los cuales oraba sin cesar. ¿Qué tal nos hubiera gustado que Pablo pronunciara nuestros nombres en sus oraciones a Dios?

    C. 1 Tim. 2:1, “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; 2 por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad”. Los cristianos del primer siglo había de interceder por los oficiales del gobierno romano, un poder perseguidor. No dejemos de orar por nuestro propio gobierno, como también por los gobiernos de otras naciones. Dan. 4:17, “el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres”.

    D. Debemos orar por todos los hombres:
    E. Cuando oramos por otros (familiares, hermanos, enemigos, perdidos, etc.), el resultado es que nosotros tenemos mejor actitud hacia ellos. Entendemos que debemos cooperar con la oración; es decir, si pedimos algo de Dios, sabemos que debemos poner nuestra parte.

III. 1 Tim. 2:5, “Porque hay un solo Dios”.

    A. ¿Qué tiene que ver esto con el mandamiento de hacer oraciones, rogativas, etc. por todos los hombres?

    B. 1 Cor. 8:6, “sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él”. No hay otro. Hay mucha plática acerca de “dioses”, pero es solamente “plática”.

    C. “Dios es el Creador de todos, el Padre de los espíritus de todos los hombres”, Heb. 12:9 D. Eph. 4:6, “un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos”.

IV. “Y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”

    A. Otra vez preguntamos, ¿qué tiene que ver esto con el mandamiento de orar por todos?

    B. Porque aunque esta salvación es para todos, ¿cómo se puede salvar el hombre? Solamente por medio de Cristo. Jn. 14:6, “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Desde luego, al venir al Padre por medio de Jesucristo es necesario obedecer al evangelio (Mar. 16:16; Hech. 2:38).

    C. Cristo es nuestro único Mediador, porque sólo El pagó el precio de nuestra redención.

    D. Al recordar la eficacia de las oraciones de intercesión ofrecidas por Abraham, Moisés, Samuel y Pablo, ¡imagínese la eficacia de la intercesión de nuestro perfecto Sumo Sacerdote!

Conclusion.

    A. El punto principal de esta lección es el mandamiento de que oremos por todos los hombres, haciendo peticiones por ellos, intercediendo por ellos, con acción de gracias.

    B. Porque Dios ama a todos y quiere que todos sean salvos.

    C. Lk. 15 enseña que la oveja perdida puede ser encontrada, que el hijo pródigo puede volver.

    D. Si somos cristianos, pensamos los pensamientos de Dios. Tenemos la misma actitud hacia todos los hombres que Dios tiene.


 

Orar: Peticiones
Introducción.

    • 1. ¿Porque no existen los dones del Espíritu Santo ahora? ¿Porque no hay milagros ahora?
      2. ¿Otra razón?
  • A. ¿Debemos hacer peticiones a Dios? Si no, ¿por qué no?
    B. ¿Qué textos enseñan que nosotros no debemos hacer peticiones a Dios? ¿Qué textos dicen que los discípulos habían de hacer peticiones solamente hasta terminar los dones y los milagros o hasta que se completara la revelación del Nuevo Testamento?

    C. El Nuevo Testamento autoriza cinco actos de culto: cantar, orar, enseñar, participar de la cena y la ofrenda. Es indispensable que llevemos a cabo cada uno de estos actos de culto de acuerdo a la voluntad de Dios. Si no lo hacemos, nuestro servicio no será aceptable.

    D. Este tema es, pues, de suma importancia. Si Dios no quiere que se hagan peticiones debemos evitarlo, pero si Dios quiere que le hagamos peticiones y no lo hacemos, no debemos dejar de hacerlo.

    E. También es de mucha importancia el tema, porque si Dios no quiere que le hagamos peticiones, debemos enseñar a la gente que Dios no oye sus peticiones.

I. Definición de “orar”

    • 1. Efes. 6:18, “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; 19 y por mí”; es decir, al orar habían de hacer súplicas por todos los santos y por Pablo. Al orar pedían.
      2. Fil. 1:9, “Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia”. Pablo dice, “pido en oración” y nos dice qué pidió.
      3. Heb. 13:18, “orad por nosotros”. Pedir a Dios por nosotros.
      1. Sant. 5:16 habla de oración y el ejemplo es que pidió con respecto a la lluvia.
      2. Neh. 1:11, “oración de tu siervo concede ahora, etc.” Pidió algo.
      3. Mat. 6:9-14, Jesús dice “oraréis” de esta manera y nombra peticiones.
      4. Mat. 24:20, “orad que vuestra huida no sea en invierno, etc.”
      5. Mat. 26:41, “orad para que no entréis en tentación”
      6. Rom. 10:1 “mi oración a Dios es para salvación”
      7. Rom. 15:30, “me ayudéis orando por mí a Dios, para que sea librado”
      8. 1 Tim. 2:1, rogativas, oraciones, peticiones, acciones de gracias por todos los hombres.
  • A. “Orar – rogar, pedir, suplicar: orar en favor del desterrado; orar por los difuntos” (Diccionario Enciclopédico – Quillet). “Pray – to ask for by prayer or supplication; beg for imploringly; to ask for earnestly; make supplication, as to a deity” (New World Dictionary).

    B. parakaleo – Mat. 26:53, “¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?” Pero en otros textos (Mar. 5:18; Hech. 8:31; 19:31; 1 Cor. 16:12) esta palabra se traduce rogar.

    C. deomai – se traduce orar en Luc. 21:36; Hech. 4:31; 10:2; 1 Tes. 3:10; pero se traduce rogar en Mat. 9:38; Luc. 5:12; 8:28, 38; 9:38, 40; 10:2 y en muchos otros textos.

    D. proseuchomai – es el término más frecuente que se utiliza para orar.
    E. aiteo – pedir; Mat. 6:8, “vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis”; Mar. 11:24, “todo lo que pidiereis orando”. Jn. 15:16, “para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé”; Jn. 16:24, “Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido”; Efes. 3:20, “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos”; Fil. 1:9, “Esto pido en oración”; Sant. 1:5, “tiene falta de sabiduría, pídala a Dios”; 1 Jn. 3:22; 5:14. Al orar pedimos.

    F. A través de la Biblia, el orar indica petición; es decir, los que oraban a Dios pedían algo:
    G. Por eso, ¿cómo podemos orar sin pedir?

II. Acción de gracias.

    • 1. 1 Tim. 2:1, “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres”. “Acciones de gracias” se menciona aparte de rogativas, oraciones y peticiones.
      2. Fil. 4:6, “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”. Después de hablar de peticiones y oración y ruego, Pablo agrega acción de gracias.
      3. Col. 4:2, “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias”. La misma cosa.
  • A. Es indispensable que demos gracias pero obsérvese que la acción de gracias se distingue de otras partes de la oración.
    B. Por eso, el orar nunca se limita a las acciones de gracias.

    C. ¿Qué significa cuando damos gracias a Dios? ¿Creemos que nos ha bendecido milagrosamente? Más bien creemos que El nos ha bendecido y nos ha cuidado sin hacer milagros. No lo hace milagrosamente pero sí lo hace. Entonces podemos pedir esas mismas bendiciones sin esperar un milagro. No es lógico pensar que Dios nos bendice todos los días sin hacer milagros (y, por eso, le damos gracias), pero que nosotros no podemos pedirle nada porque eso implicaría pedir un milagro.

III. La enseñanza del Nuevo Testamento sobre la oración es para nosotros.

    A. Desde luego, los dones del Espíritu Santo no son para nosotros pero, por eso, ¿debemos enseñar que el orar no es para nosotros?

    B. Mat. 6:11, “el pan dánoslo hoy”. ¿Qué texto enseña que sólo se contestaba esta petición cuando Jesús multiplicó los panes y peces?

    C. ¿No debemos orar por los enemigos (Mat. 5:44). ¿Qué tiene que ver esto con dones o milagror?

    D. ¿Mat. 7:7-11 (“Pedid, y se os dará”) no es para nosotros?  ¿Qué texto dice que Jesús les enseñaba que solamente pidieran milagros?

    E. ¿Mat. 6:5-15 Jesús no está enseñándonos a nosotros cómo orar? ¿Qué texto enseña que solamente los discípulos del primer siglo debieran hacer estas peticiones? Desde luego, solamente pedían “venga tu reino” hasta el Día de Pentecostés, pero ¿las otras peticiones?

    F. ¿Mat. 26:41 (“Velad y orad, para que no entréis en tentación”) no es para nosotros? ¿Qué tienen que ver los dones y milagros con el no entrar en tentación?

Conclusión.

      • # 12, “sé mi escondedero fiel.”
        # 13, “cuántas veces tuve en ti auxilio en ruda tentación tú llevas mi petición a Dios que escucha con piedad”.
        # 38, todo el himno pide la ayuda de Dios para poder consagrarnos a El.
        # 65, 144 “Más cerca Oh Dios de Ti”
        # 81, “Más santidad dame más odio al mal, más calma en las penas, más alto ideal, más fe en mi Maestro, más consagración, más celo en servirle, más grata oración”
        # 110, “Hazme vivir, Señor, cerca de ti”
        # 153, “No me pases, no me olvides Guíame en tu luz”
        # 175, “Haz lo quieras de mí, Señor”;
        # 228, “Oh danos la serenidad con que venció Jesús”.
  • A. Recordemos el significado de orar. Básicamente el orar es pedir, rogar, hacer súplicas. Uno puede orar sin dar gracias y puede dar gracias sin hacer peticiones. Por ejemplo, antes de participar de la cena debemos dar gracias. Esto se específica. No hay enseñanza ni ejemplo de otra cosa. Debemos “bendecir” el pan y la copa y es lo que hacemos cuando damos gracias. Pero las “oraciones”, sea en la congregación o en privado, incluyen mucho más que las acciones de gracias.

    B. Repito: Si no debemos pedir, debemos enseñar a la gente que Dios no contesta oraciones, que El no oye las peticiones de sus hijos. ¿Estamos dispuestos a hacer esto?

    C. También debemos dejar de cantar los himnos que son oraciones (peticiones).


 

Orar: ¿Por qué pedir si no hay milagros?
Introducción.

    A. 1 Tes. 5:17, “Orad sin cesar”. Luc. 18:1, “También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar”. El orar es mandamiento. Es parte de la voluntad de Dios, la ley de Dios. La Biblia nos enseña cómo orar, y debemos orar de acuerdo a la voluntad de Dios. No conviene pedir (1) que los maestros hayan preparado sus  lecciones (si no las han preparado, ¿qué puede hacer Dios por ellos?); (2) que todos hayan sacado mucho provecho del servicio (pues, ya se acabó y si no sacaron provecho, ¿qué puede hacer Dios?); (4) que apresure los pasos de los que no han llegado (¿que Dios les haga correr? o si vienen en autos ¿que violen la ley no respetando el límite de velocidad?). Muchas oraciones no son bien pensadas.

    B. El orar incluye el pedir. Jn. 15:7, “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. Si somos pámpanos (sarmientos) en la vid de Cristo, entonces se nos aplica este texto (1-6).

    C. ¿Es para todos los hijos de Dios este privilegio o fue limitado a la época de obras milagrosas? ¿Está limitada la respuesta de Dios a lo milagroso? ¿Dónde dice la Biblia que Dios tiene que hacer un milagro para contestar la oración de sus hijos? Jesús nos dice que debemos orar, “líbranos del mal” (Mat. 6:13), y Dios lo hace, pero no es milagroso, porque ocurre de acuerdo a su ley espiritual (Mat. 4:4, 6, 10, 11; 1 Cor. 10:13; Sal.119:11; Col. 3:16). Santiago nos dice que debemos pedir la sabiduría pero nuestra recepción de ella no es un milagro. Jesús oró por los pecadores (Luc. 23:34), pero fueron convertidos según la ley espiritual y no fue un milagro. Debemos orar por los enfermos pero Jesús dice (Mat. 9:12) que los enfermos tienen necesidad de médico.

    D. ¿Interviene Dios a favor de sus hijos sin hacer milagros o trata Dios a todos los hombres de la misma manera sin dar atención especial a sus hijos? ¿Deben los cristianos pedir la ayuda de Dios?

    E. Mal. 3:13, los judíos decían “no hay diferencia entre buenos y malos”. “14 Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos? 15 Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no sólo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon 18 Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve”.

I. ¿Puede y quiere Dios ayudarnos si no hace milagros?

    • 1. La Biblia no nos promete a nosotros que Dios hará milagros para ayudarnos, pero tampoco prometió ayudar a sus discípulos del primer siglo de esa manera. Mat. 10:30, “Pues aun vuestros cabellos están todos   contados”. ¿Con esto promete que nadie podría lastimar o hacer daño a sus apóstoles? Léanse los versículos anteriores.
      2. Durante el tiempo de estos milagros había hermanos enfermos, 1 Tim. 5:23; 4:20. (También es posible que el aguijón de Pablo fuera físico, 2 Cor. 12:7, 8). Esto demuestra que aun cuando había milagros no eran para el beneficio físico de los discípulos de Cristo. No eran para acomodar a los hermanos. Pero, ¿no deberían los hermanos de ese tiempo orar por estos hermanos enfermos? ¿Deberían pedir milagro de sanidad sabiendo que eso no fue el propósito de los milagros? Si Dios no obraba milagro en ese caso, ¿sería apropiado pedir por ellos?
      1. Santiago 5:16, “La oración eficaz del justo puede mucho. 17 Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. 18 Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto”. ¿Vino la lluvia de un cielo limpio? Si hubiera sido milagro, ¿qué necesidad habría de una nube que venía del mar? ¿De dónde viene la lluvia? Si la lluvia hubiera venido sin nube, habría sido milagro, pero ¿de dónde vino la lluvia? De una nube, que vino del mar.
      2. 2 Sam. 16:23, “Y el consejo que daba Ahitofel en aquellos días, era como si se consultase la palabra de Dios. Así era todo consejo de Ahitofel, tanto con David como con Absalón”. 2 Sam. 15:31, “Y dieron aviso a David, diciendo: Ahitofel está entre los que conspiraron con Absalón. Entonces dijo David: Entorpece ahora, oh Jehová, el consejo de Ahitofel”. Absalón pidió que Ahitofel diera su consejo. 2 Sam. 16:20, “Entonces dijo Absalón a Ahitofel: Dad vuestro consejo sobre lo que debemos hacer”. Ahitofel dio su consejo. Entonces Absalón pidió a Husai qué se debería hacer (Husai había sido enviado secretamente por David para derrotar o deshacer el consejo de Ahitofel, 2 Sam. 15:32-34). 2 Sam. 17:7, “Entonces Husai dijo a Absalón: El consejo que ha dado esta vez Ahitofel no es bueno”. Entonces él dio su consejo. “Entonces Absalón y todos los de Israel dijeron: El consejo de Husai arquita es mejor que el consejo de Ahitofel. Porque Jehová había ordenado que el acertado consejo de Ahitofel se frustrara, para que Jehová hiciese venir el mal sobre Absalón” (2 Sam. 17:14). Entonces Husai envió palabra a David acerca del consejo tomado y le aconsejó lo que él debería hacer (2 Sam. 17:15, 16). David tuvo que hacer lo que podía, pero Dios se encargó del asunto para que los esfuerzos de David tuvieran éxito. Pero si la Biblia no hubiera revelado que la mano de Dios estaba guiando el asunto, ¿quién lo habría sabido? Viéndolo humanamente la gente diría “qué buena suerte tuvo David”.
      3. 2 Reyes 20:1, “1 En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás. 2 Entonces él volvió su rostro a la pared y oró a Jehová y dijo: 3 Te ruego, oh Jehová, te ruego que hagas memoria de que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho las cosas que te agradan. Y lloró Ezequías con gran lloro. 4 Y antes que Isaías saliese hasta la mitad del patio, vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo: 5 Vuelve, y dí a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios de David tu padre: Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al tercer día subirás a la casa de Jehová. Y dijo Isaías: Tomad masa de higos. Y tomándola, la pusieron sobre la llaga, y sanó”. Desde luego, Dios puede sanar milagrosamente, pero este texto indica que Dios bendijo medios naturales. Si lo hubiera sanado milagrosamente, Ezequías se habría levantado inmediatamente para seguir su trabajo (compárese Mat. 8:15, la suegra de Pedro), pero el texto dice que al tercer día subiría a la casa de Jehová. Cuando oramos por los enfermos no estamos pidiendo un milagro. Toda sanidad es divina.

      4. Neh. 1:11, “Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes a historia de su vida fueron dirigidos por Dios” (Gén. 50:20, “Vosotros pensasteis mal contra   mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo”). Es obvio que la vida de Moisés era dirigida paso por paso por Dios, pero ¿cómo se explica? ¿Cómo se explica   la maravillosa historia del rescate de los judíos en el tiempo de Ester? ¿Qué hacía Dios para que Ester fuera escogida para ser reina de Persia para salvar a su pueblo? La Biblia no explica. Ester 4:14, “Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?”

      5. Dios dirigía todo paso de la historia de Israel (Sal. 105).

  • A. A través de la Biblia leemos de milagros pero ¿cuál es la relación entre éstos y las peticiones del pueblo de Dios? Si Dios no obra milagros, ¿será porque no puede obrar de otra manera o porque ya no se preocupa por sus hijos? ¿Ya no obra por nosotros? ¿Dios no está cerca de nosotros? ¿No ayuda de manera especial a sus hijos?

    B. El propósito de los dones milagros del NT se explica en Mar. 16:20; Hech. 14:3; Heb. 12:3. Confirmaron la palabra y ya lo hicieron y se acabaron (1 Cor. 13:8-10).
    C. La Biblia explica que Dios siempre ha ayudado a su pueblo sin hacer milagros:

II. ¿Qué es un milagro?

    A. Una explicación sencilla es que cuando Dios hace milagro se suspende alguna “ley natural”. P. ej., cuando Jesús anduvo sobre el agua, se suspendió la ley de la gravedad. Pero Dios obra a través de las leyes naturales (que son leyes de Dios) sin suspenderlas? La insensatez del hombre le convence que él ha descubierto todas las “leyes naturales”, que ya lo sabe todo, pero esto no es cierto. Para poder tener todo conocimiento del universo tendría que poseer una mente infinita, como la de Dios. Dios es el Creador y el Director del universo. Neh. 9:6, “Tú solo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran”.

    B. Algunos hacen diosa de las leyes naturales (en inglés se dice “Mother Nature”, como si las “leyes naturales” fueran nuestra “madre”). Este concepto hace de las “layes naturales” una fuerza independiente y autoexistente para eliminar a Dios. Pero si hay una ley, es necesario que haya legislador. Dios es el Legislador que hace las “leyes naturales”.

    C. Tampoco acepta el cristiano el concepto de que Dios simplemente hizo algunas leyes para gobernar el universo, que puso todo en “piloto automático”, y que ahora El no hace nada. La Biblia no enseña esto. El obra por medio de estas leyes que El mismo hizo. Dios sí obra, pero no tiene que hacer milagros para llevar a cabo su propósito. Pero al decir que Dios obra a través de sus leyes “naturales”, no estamos diciendo que nosotros siempre podemos entender cómo El obra.

III. ¿Cuida Dios de los inconversos de la misma manera que cuida de sus hijos? ¿No hay cuidado especial ni protección especial de parte de Dios para sus hijos? Hay muchísimos textos bíblicos que nos aseguran que Dios tiene cuidado especial de los que le temen y sirven. ¿Estas promesas no son para nosotros?

    A. Mat. 5:45, “para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos”. ¿No hay bendiciones especiales, pues, para los hijos de Dios? ¿Bendice a todos los hombres de la misma manera?

    B. Hech. 14:16, “En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus propios caminos; 17 si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones”. Hech. 17:25, “él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas 28 Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos”.

    C. Dios hace salir su sol sobre todos y hace llover sobre todos. Siempre Dios ha bendecido a todos los hombres, dándoles lluvias y tiempos fructíferos. Da a todos vida y aliento y todas las cosas. Entonces, ¿por qué orar? ¿Hará caso de nuestras peticiones? Si no hace milagros, ¿lo hace todo por ley natural y para todos? ¿Cuida Dios a toda la humanidad de la misma forma que cuida de sus hijos? Fil. 4:6; Heb. 13:5; 1 Ped. 5:7.

IV. Textos que hablan de orar, pedir, etc. Al leer estos textos haremos algunas preguntas: ¿se requiere milagro para que Dios nos conceda estas peticiones? ¿Cuida Dios de su hijos de manera especial o sólo reciben éstos los beneficios que Dios da a todos los demás? Mat. 5:44, “y orad por los que os ultrajan y os persiguen”; Hech. 7:60, “Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado”. ¿No debemos orar por los enemigos ahora? Al hacerlo, ¿pedimos milagro? ¿Cómo puede Dios contestar esta petición? ¿Qué hace Dios por nuestros enemigos? Mat. 6:10, “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. Ya vino el reino, ¿pero no es correcto orar “hágase tu voluntad”? Mat. 6:11, “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal”. ¿Nosotros no podemos decir esto? ¿Debe el cristiano pedir cosas materiales? No esperamos maná del cielo, ni que Jesús multiplique los panes y peces ni que haya pesca milagrosa ahora, pero ¿no debemos pedir el pan de cada día? ¿Pensamos que no hay que pedirlo porque El lo da a todos igualmente? ¿Que Dios cuida de nosotros sólo de la manera que cuida de los demás? Heb. 13:5, “de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador”. ¿Ayuda a los inconversos de la misma manera que ayuda a sus hijos? Pero si no hace milagros ¿cómo es que no nos desampara? Desde luego, entendemos que el Señor nos da el pan condicionalmente; es decir, tenemos que trabajar (2 Tes. 3:10), pero alguien puede preguntar, “Si tengo que trabajar por el pan, ¿por qué pedirlo a Dios? Pedimos esto para que Dios nos conceda la salud y que bendiga nuestros esfuerzos en el negocio o empleo, porque aunque seamos cumplidos en todo, la salud es una cosa delicada que se puede perder, y no hay seguridad de nada en el mundo de negocios ni mucho menos en el empleo. Muchas cosas amenazan nuestra vida y el pan cotidiano. Mat. 6:33, “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Si buscamos primeramente el reino de Dios y su justicia, ¿nos bendice solamente como bendice a los inconversos? Mal. 3:10, “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”. Ahora el Señor no requiere el diezmo pero si obedecemos 1 Cor. 16:2 (ofrendar según Dios nos haya prosperado), ¿no promete Dios bendecirnos? 2 Cor. 9:7-11. ¿No tiene aplicación ahora Mat. 6:33? Mat. 7:7, “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” ¿Es para nosotros este texto o solamente para los discípulos del primer siglo cuando había milagros? ¿Se contestaron todas las oraciones de los santos del primer siglo milagrosamente? Mat. 24:20, “Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo”. Al pedir esto, ¿pedían milagro los discípulos del primer siglo? ¿Cómo evitaría Dios que la huida de los discípulos no fuera en invierno o en día de reposo? ¿Tenía Dios algún control sobre los movimientos del ejército romano? ¿No es esto un ejemplo para que nosotros pidamos la seguridad al viajar? Rom. 1:9, “Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones, 10 rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros”. ¿Requería esto un milagro? ¿No debemos pedir a Dios que nos conceda un “próspero viaje” para llegar a otro país para predicar? Mat. 9:38, “Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies”.  ¿Es correcto que hagamos esto nosotros? ¿Cómo levanta el Señor más obreros? ¿Por qué pedir esto si no hay milagros? ¿Había necesidad de obreros solamente en el primer siglo? Mat. 26:41, “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. ¿Podemos y debemos pedir esto nosotros? Si lo edimos, ¿estamos pidiendo milagro? Si no, y si Dios ayuda en esto, ¿cómo lo hace? (Esto equivale a “líbranos del mal”; ¿cómo nos libra del mal? P. ej., 1 Cor. 10:13; Col. 3:16; Sal. 119:11; Mat. 4:1-11, “Escrito está”). Hech. 12:5, “Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él”. ¿Debemos orar por los hermanos perseguidos? ¿Puede Dios ayudarles sin hacer milagro? Rom. 10:1, “Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación”. ¿Debemos orar por los pecadores ahora? Al hacerlo, ¿qué esperamos de Dios? ¿Qué puede El hacer? Compárense Luc. 23:34; Hech. 2:38-40. Rom. 15:30, “Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios, 31 para que sea librado de los rebeldes que están en Judea (véase también 2 Tes. 3:1, 2), y que la ofrenda de mi servicio a los santos en Jerusalén sea acepta; 32 para que con gozo llegue a vosotros por la voluntad de Dios, y que sea recreado juntamente con vosotros”. Al pedir todo esto, ¿pedían milagro los hermanos romanos? ¿Qué efecto tendrían sus oraciones sobre los rebeldes de Judea? ¿sobre la aceptación de los judíos de la ofrenda que les llevaba Pablo? ¿Cómo obra Dios en tales cosas? ; 2 Cor. 12:7, “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; 8 respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. 9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. ¿Pidió milagro Pablo? Para quitar el aguijón de Pablo, ¿se hubiera requerido un milagro? Si Dios hubiera querido quitárselo, ¿cómo lo habría hecho? 2 Cor. 13:7, “Y oramos a Dios que ninguna cosa mala hagáis”. ¿Por qué pedir esto? ¿No tenían los corintios libre albedrío? ¿Había alguna posibilidad de que Dios obrara milagro sobre la voluntad de ellos? Dios obra por medio de sus enseñanzas. Efes. 6:17, “la espada del Espíritu es la palabra de Dios”.  Efes. 6:1-3; 1 Ped. 3:10-12; Efes. 1:3; lo que la Palabra de Dios hace Dios hace. El obra a través de su Palabra. Efes. 6:18, “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; 19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, 20 por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar”. ¿Se debe orar hoy en día por los predicadores, que hablemos con denuedo la palabra?  Col. 4:3, “orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo”. ¿Es correcto orar a Dios para que nos abra puertas para la palabra? Fil. 1:9, “Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, 10 para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, 11 llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios”. ¿Cómo haría esto Dios? Dios obra por medio de su palabra y los filipenses deberían estudiarla y aplicarla en sus vidas. ¿Por qué, pues, pedirle a Dios que el amor de ellos abundara más y más en ciencia y en todo conocimiento? ¿Qué esperaba Pablo de Dios? ¿Por qué no simplemente insistir en que los filipenses estudiaran y obedecieran? ¿Cómo les ayudaría Dios en este asunto? Fil. 4:6, “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”. ¿Es para nosotros este mandamiento? ¿Qué es lo que podemos pedir? 1 Tes. 3:10, “Por lo cual, ¿qué acción de gracias podremos dar a Dios por vosotros, por todo el gozo con que nos gozamos a causa de vosotros delante de nuestro Dios, 10 orando de noche y de día con gran insistencia, para que veamos vuestro rostro, y completemos lo que falte a vuestra fe?”  ¿Esperaba Pablo un milagro para poder ver su rostro? Si no se requería milagro, obraría Dios a través de “leyes naturales” o cómo? 1 Tes. 5:23, “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”. ¿Debemos pedir a Dios por el espíritu, alma y cuerpo de los hermanos? 1 Tes. 5:25, “Hermanos, orad por nosotros”. ¿No debemos orar los unos por los otros ahora? 2 Tes. 1:11, “Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder”. ¿Qué podría Dios hacer para que los hermanos fueran dignos de su llamamiento y para cumplir todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder? ¿Se requería poder milagroso para esto? ¿Podemos nosotros hacer la misma petición por los hermanos ahora? ¿Debemos hacerlo? 1 Tim. 2:1, “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; 2 por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad”. ¿Que quiénes hicieran rogativas, etc.? ¿Nada más los del primero siglo? ¿Debemos orar por los gobernantes ahora? ¿Por qué? ¿Qué hará Dios? Si El hace algo, ¿cómo lo hace? ¿Obra milagros para hacer cambios en el gobierno?

    A. Compárese Daniel 4:17, “La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres”. ¿Cómo lo hacía? ¿Todavía lo hace? ¿Sería correcto pedir que Dios quitara rey o presidente en cierto país y levantar a otro en su lugar para el bien del pueblo?

    B. Muchos textos enseñan que Dios siempre ha sido el Rey de las naciones. Sal. 22:28; Sal. 47; Jer. 10:6,7. Ahora   Cristo es Rey de reyes y Señor de señores (Apoc. 19:15, 16). Por falta de justicia una nación cae (Sal. 9:17; Prov. 14:34; Gén. 18:32; Jonás 3). Filemón 22, “Prepárame también alojamiento; porque espero que por vuestras oraciones os seré concedido”. ¿Se requería milagro para que Dios diera libertad a Pablo? Santiago 1:5, “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. ¿Es para nosotros este mandamiento? Si nos da sabiduría, ¿cómo lo hace? Santiago 4:3, “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”. ¿Por qué no dice Santiago, “Pedid vosotros que vivís en esta época de milagros?” Si pedimos y no recibimos ¿es porqué no vivimos en el primer siglo? 1 Ped. 3:12, “Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal”. ¿Ahora también? ¿Está su rostro contra aquellos que hacen el mal? ¿Cómo? 1 Jn. 3:22, “y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él”. 1 Jn. 5:14, “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. 15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho”. 3 Jn. 2, “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. El aguijón de Pablo estaba en “su carne” y pidió a Dios que se lo quitara. Al orar por los enfermos no tenemos que explicar al Señor cómo El debería sanarlos. Toda sanidad es divina. Toda la ciencia médica es Dios. El sabe cómo curar.

Conclusión.

    A. Sin duda alguna, los santos de toda época deben orar a Dios y esto incluye alabanzas, peticiones, súplicas, rogativas, intercesiones con muchas acciones de gracias.

    B. ¿Cómo nos contesta Dios? Algunos textos nos ayudan a entender esto, pero andamos por fe y no por vista. Yo sé que Dios nos oye y nos contesta, pero no puedo explicar cómo El obra. Las cosas secretas (no reveladas) pertenecen a Dios (Deut. 29:29).

    C. La Biblia no enseña en ninguna parte que Dios obra solamente de manera milagrosa. Aun cuando Dios hacía milagros, no tuvo que hacer milagros para contestar las peticiones de sus hijos.

    D. Por último, recordemos lo que dice el apóstol Pedro. 2 Ped. 1:3, “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, 4 por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina”. Pedro no se refiere a la promesa del bautismo con el Espíritu Santo, ni de los dones milagrosos. Más bien, se refiere a las muchas promesas de Dios en cuanto a bendiciones para su pueblo, como las de la primera carta. Si estas “preciosas y grandísimas promesas” no son para nosotros hoy en día, tampoco podemos participar de la naturaleza divina.


 

¿Orar a Cristo?
I. Pedir al Padre en el nombre de Jesús.

    A. Jn. 14:13, “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 14 Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré”.

    B. Jn. 15:16, “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé”. C. Jn. 16:23, “En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará”.

II. “Si me pedís”, Jn. 14:14.

    A. Jn. 14:14, “Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré”. La Bíblica de las Américas dice, “si me pedís”, pero hay otras versiones que no lo traducen así (Versión Valera 1960, 1990; Versión Moderna; Versión Hispanoamericana, American Standard Version).

    B. No conviene enseñar como doctrina (como p. ej., el bautismo para la remisión de pecados) lo que no se basa en evidencia más clara y concluyente.

III. Una conclusión errónea acerca de la palabra “Señor”.

    • 1. Algunos concluyen que la palabra “Señor” en tales textos se refiere a Cristo y, por lo tanto, debemos orar a Cristo.
      2. Sin embargo, 1 Cor. 8:6 no sólo dice, “un Señor, Jesucristo”, sino también “sólo hay un Dios, el Padre”. ¿Debemos concluir, pues, que Cristo no es Dios? Si este texto enseña que el Padre no es el Señor, entonces también enseña que Cristo no es Dios.
  • A. Algunos concluyen que todo texto que habla del “Señor” se refiere a Cristo, puesto que Efes. 4:5 dice “Un Señor”.

    B. Hech. 1:24, “Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido”; 2 Cor. 12:8, “respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí”; Apoc. 6:10, “Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor”.

    C. Hech. 4:24, “alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor”.

    D. Hech. 17:24, “El Dios que hizo el mundo ¼ siendo (tiempo presente) Señor del cielo y de la tierra”.

    E. Col. 3:16, “cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. 17 Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”.

    F. 1 Tim. 6:14, “hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, 15 la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores”. En Apoc. 17:14 Cristo es llamado “Señor de señores”, pero en 1 Tim. 6:14 no se refiere a Cristo sino al Padre. ¿Cómo puede haber DOS Señores de señores? ¿Cómo puede haber dos principios (primeros) y dos fines (postreros)? (Apoc. 1:17; Isa. 41:4; 44:6; 48:12). Porque Dios es UNO.

    G. Esta es la enseñanza, la doctrina de los apóstoles, acerca de cómo adorar: alabar a Dios en el nombre de Cristo. No se puede afirmar que el Nuevo Testamento no usa “Señor” del Padre. En toda la Biblia “Señor” es sinónimo de Dios.

IV. Esteban oró a Cristo.

    A. Hech 7:59, “Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu”.

    B. Este caso es semejante a los casos de la gente que clamó a Jesús durante su ministerio personal.;

    C. Cuando Esteban oró a Jesús, los apóstoles predicaban a Cristo como el prometido Cristo y el Señor, pero la doctrina acerca de Cristo como nuestro Mediador o Sumo Sacerdote no se había desarrollado.

    D. Jn. 16:13, “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad”. El Espíritu Santo todavía no había guiado a los apóstoles a toda la verdad.

V. Es indispensable que tengamos un Mediador.

    A. 1 Tim. 2:5, “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”.

    B. Heb. 4:15, “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”.

    C. Heb. 7:25, “por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos”.

    D. Jn. 14:6, “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.

    E. Efes. 2:18, “porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre”.

    F. 1 Jn. 2:1, “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. Al pecar no estamos arruinados, porque tenemos Abogado. La Biblia no dice que si oramos directamente a Cristo, Dios el Padre intercederá por nosotros. Si oramos directamente a Cristo no tenemos mediador.

V. Al no orar directamente a Cristo, ¿lo deshonramos?

    A. Claro que no. Orar en el nombre de Cristo es orar conforme a su voluntad. (Compárese el bautizar en el nombre de Cristo; significa bautizar de acuerdo a su voluntad y su voluntad se expresa en Mat. 28:19, “bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”).

    B. No oramos directamente al Espíritu Santo. Al no hacerlo, ¿lo deshonramos? Claro que no. Tampoco cuando no oramos directamente a Cristo. Cuando oramos al Padre en el nombre de Cristo, no deshonramos a Cristo. Más bien lo exaltamos.

    C. Es muy cierto que Cristo es Dios, pero cada Persona de la Deidad tiene su papel o función. El Padre y el Espíritu Santo no nacieron de una virgen y no murieron por nosotros. Sólo Cristo es la propiciación por nuestros pecados. Cristo reconoció el papel especial del Padre (p. ej., Jn. 3:16; Hech 1:7). El papel del Espíritu Santo se explica claramente en Jn. 14:26; 16:13; 1 Cor. 2:11-14, etc.

VI. ¿Qué significa “invocar el nombre del Señor”?

    A. 1 Cor. 1:2, “los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo”. Esto no se refiere a la oración directa a Cristo. Compárese Hech. 2:21, “Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”. ¿Se salva uno por la oración sola? En el mismo capítulo vemos que es necesario el arrepentimiento y el bautismo para perdón de pecados (v. 38). Invocar su nombre es reconocer la autoridad de Cristo y acudirle para obtener la salvación.

    B. Recordemos la sencilla instrucción de Mat. 6:9, “oraréis así: Padre nuestro”.

Author: Partain, Wayne