Con relación a este tema no necesito de mucha argumentación para convencerle, pues Ud. sabe muy bien que tarde que temprano tendremos que dar este paso. Tal vez ya haya perdido algunos de sus seres queridos o estado Ud. mismo en peligro de morir — su servidor ha estado ya varias veces.
Mediante los medios de información nos enteramos que diariamente muere mucha gente, así que los próximos podemos ser tanto Ud. como yo. No le deseo ningún mal, sólo que considere las siguientes preguntas y sus respuestas bíblicas con toda seriedad.
Por lo tanto, nosotros no podemos eludir la muerte (2 Sam 14:14). No tenemos poder para retener el espíritu (Ecl 8:8). Estamos confinados a morir.
Acerca de si podemos hacer volver a alguno de los difuntos mucho se ha especulado. Existen prácticas como la nigromancia y el espiritismo que pretenden tener comunicación con los muertos. Abundan los médiums, pitonisas, evocadores, y adivinos. Pero de acuerdo a la Biblia, tales prácticas están prohibidas (Deut 18:10-12). La Biblia declara que no podemos hacerlos volver (2 Sam 12:20-24), ni ellos tienen potestad para poder regresar (Luc 16:27-28).
Para que podamos cambiar nuestra perspectiva de la muerte no sólo necesitamos saber lo anterior, sino creerlo y aceptarlo como verdad de Dios, puesto que así es.
- Para los que mueren en pecado (Hch 5:3-10) sin tener el perdón de ellos por medio de la obediencia al Evangelio.
- Para los que mueren despreciándole (Luc 23:39-43). Muchos de estos abundan y hay aquellos que se atreven a vociferar: “Yo no le pedí que muriera por mí”.
- Para los que confiaron en las riquezas (Luc 16:19-31), estos son los que hicieron para sí tesoro, pero no fueron ricos para con Dios (Luc 12:17-21). Situaron al vientre como su dios, pensando sólo en lo material, y lo que antes era su gloria ahora es su vergüenza (Fil 3:19).
En vista de lo anterior, cuando muere el impío, muere también su esperanza (Prov 11:7).