Prosiguiendo a la meta: Podemos confiar en la Biblia

¿Qué tan seguro es que la Biblia de ahora contiene exactamente lo mismo que los escritos originales? No tenemos los documentos originales escritos por Moisés, Pablo, o Lucas, y demás (llamados autógrafos). En cambio, sólo tenemos copias de los originales, que son tan fieles como los originales. Pero, ¿cómo podemos saber que el texto original de la Biblia ha sido preservado fielmente?

 

La fiabilidad del Antiguo Testamento
El judío tuvo mucho orgullo y cuidado en copiar los libros del Antiguo Testamento. El hombre que lo copiaba era llamado Sopherim. Estos escribas preservaron el texto antiguo por medio de hacer varias estadísticas de los libros que copiaban. Ellos eran diligentes en su trabajo (Esdras 7:6,10). Principalmente existieron dos escuelas que se dedicaron (entre otras cosas) a conservar el texto escrito del Antiguo Testamento. Los Talmudistas (100-500 d.C.), y los Masoretas (500-900 d.C.), bajo rigurosas formas de transcripción de los rollos de la sinagoga, en algunas de ellas llegando a contar el número de palabras y letras en cada libro, así podían comparar las copias y estar seguros de qué tan exacto era su trabajo. Podríamos pensar fácilmente que cayeron en trivialidades pero ello mismo contribuyó a tener copias exactas, y a conservar su verdadero contenido por miles de años.

Hasta 1947 las copias más antiguas que se tenían databan no menos al año 900 d.C. Por ejemplo: el Códice del Cairo (895 d.C.), que se halla en el Museo Británico; el Códice de los Profetas de Leningrado (916 d.C.); y el Códice Babilónico Petropalitano (1008 d.C.), que se encuentra en Leningrado, y que es el más antiguo manuscrito completo del Antiguo Testamento–sólo por citar algunos. Como el Antiguo Testamento fue completado alrededor del año 400 a.C., esto significa que había 1,300 años entre el último libro original y la primera copia conocida. Los críticos no habían tardado en especular que debido al largo tiempo era seguro que algunos errores se debían haber infiltrado en el texto, y por consiguiente, para ellos significa que el Antiguo Testamento era inconfiable.

Pero a partir de 1947 hubo una serie de descubrimientos cerca del Mar Muerto. Algunos de los manuscritos más viejos del Antiguo Testamento fueron encontrados en algunas cuevas que los eruditos afirman ser anteriores al tiempo de Cristo. Aunque estos pergaminos de nuevo hallazgo eran casi mil años más antiguos que aquellos que se pensaron una vez que eran los más viejos, había una fenomenal concordancia entre los dos. Los pergaminos del Mar Muerto le dieron peso al hecho de que los judíos habían guardado la integridad del Antiguo Testamento fielmente.

Así que siendo que sólo se contaba con los manuscritos más antiguos que databan de cerca de 900 d.C. en adelante, no había modo de asegurar su exacta transmisión desde el tiempo de Cristo en el año 32 d.C. Pero gracias a la providencia de Dios, los rollos del Mar Muerto fueron hallados–estos manuscritos bíblicos son de entre 200 a.C. hasta 68 d.C.

 

La fiabilidad del Nuevo Testamento
Hay muchas más copias del Nuevo Testamento que de cualquier otro documento de historia antigua. Aproximadamente hay 5 mil manuscritos del Nuevo Testamento que han sido descubiertos. En contraste, sólo tenemos 9 copias buenas de las Guerras de las Galias, de César, (compuesta entre los años 58 y 50 d.C.). De los 142 libros de la historia Romana de Livio (59 a.C.-17 d.C.), solamente han sobrevivido 35 (y 8 manuscritos del historiador griego Herodoto, 480-425 a.C., etc.). Además, hay copias del Nuevo Testamento que fueron escritas a menos de 50 años del original. Por ejemplo, se tiene un fragmento del evangelio de Juan que data del 125 d.C., cuando el evangelio fue escrito cerca del 95 d.C. En cambio, no poseemos ninguna copia de cualquiera de los documentos históricos principales mencionados anteriormente que no pertenezcan a una fecha más temprana a los 900 años de su composición original.

Los libros originales del Nuevo Testamento fueron escritos entre los años 50 y 100 d.C. Por ejemplo, las primeras cartas del apóstol Pablo, que son las enviadas a la iglesia en Tesalónica, son fechadas alrededor del año 51 d.C., y la última carta de Pablo, que fue la segunda que escribió a Timoteo, se ubica cerca del 67 d.C. Los últimos escritos, que se ubican poco antes del fin del primer siglo, son los de Juan: el Evangelio según Juan y el Apocalipsis.

Además, se puede contar con las citas que de las escrituras del Nuevo Testamento hicieron los cristianos primitivos en sus escritos, de los cuales citaré sólo algunos: Clemente de Alejandría (150-212 d.C.), en 2,400 citas, cita de todos los libros del Nuevo Testamento, exceptuando solamente a tres; Tertuliano (160-222 d.C.) fue un anciano de la iglesia en Cartago y cita del Nuevo Testamento más de 7,000 veces, de las cuales 3,800 son de los evangelios. En total encontramos que Irineo cita el Nuevo Testamento 1,819 veces; Orígenes, 17,922; Hipólito, 1,378; Eusebio, 5,176; etc. Son tan extensivas sus citas del Nuevo Testamento que algunos eruditos opinan que de haberse destruido para fines del tercer siglo bien podría ser reproducido tomando como base los escritos de los primeros cristianos.

Entre los manuscritos más conocidos están: el Códice Sinaítico (340 d.C.), que se encuentra en el Museo Británico, y que contiene casi todo el Nuevo Testamento y más de la mitad del Antiguo; el Códice Vaticano (350 d.C.), que se guarda en la Biblioteca del Vaticano, y que es casi una Biblia completa; y el Códice Alejandrino (400 d.C.), guardado en el Museo Británico, que contiene casi toda la Biblia.

Todos los manuscritos y los fragmentos de papiro están a nuestra disposición, así que es posible examinar el texto del Nuevo Testamento para ver si es fiable. Pero el texto pasará la prueba con éxito. Una estimación es que por cada mil palabras en el Nuevo Testamento, haya sólo una diferencia entre los manuscritos. Pero aun con todo eso, no habría una diferencia significativa en el contenido doctrinal de la Biblia. Por ejemplo, la confesión del eunuco registrada en Hechos 8:37 no aparece en los mejores manuscritos. No obstante, otros pasajes en la Biblia plenamente enseñan la importancia de la confesión (como Romanos 10:9-10), así que esta discrepancia es insignificante. Otro ejemplo es acerca de la afirmación de la trinidad hallada en 1 Juan 5:7. Esta declaración no aparece en los manuscritos mas tempranos. Pero hay otros pasajes de la Biblia que enseñan que hay un Dios en tres personas (Mateo 28:19). Así que esta pequeña diferencia textual no hace impacto en las enseñanzas de la Biblia.

 

La providencia divina
Después de haber examinado específicamente las razones anteriores, podremos confiar en la Biblia. Pero principalmente debemos tener en la mente que la providencia de Dios obra en el mundo, y que ello hizo que su palabra fuera protegida, lo cual debía ser tan seguro como la propia inspiración de la Biblia (2 Timoteo 3:16). Pero, ¿es posible que nosotros nunca llegáramos a saber lo que realmente esos documentos contuvieron? No, nosotros debemos tener fe en que la misma providencia que trajo a la existencia la Biblia la pudo proteger para que en los siglos siguientes pudiera darse a conocer. Recordemos que estamos hablando de la palabra de Dios, y Él en su inescrutable sabiduría habría de preparar todo lo necesario para que su mensaje nos llegara de forma íntegra.

La Biblia ha sido preservada al grado que podemos conocer la verdad acerca de Dios, y tal verdad seguirá preservándose por siempre.

Author: Molina, Pedro G.